Blanes.Girona (ES)

La Costa Brava es toda ella un paraje natural de gran belleza, donde se puede disfrutar del mar y la montaña todo junto, grandes bosques rodeando impresionantes acantilados.

Jardín Botanico.-

El Jardí Botànic Marimurtra (Mar y mirto) que es obra de Carl Faust, un empresario alemán que por el año 1920 quedó fascinado por la belleza del lugar, poco a poco fue comprando el terreno hasta reunir unas 14 hectáreas, que son las que forman el Jardín. Poco antes de morir decidió fundar una Sede Internacional para la Investigación

Científica. Gracias a la fortuna que dejó en legado su obra continúa hasta nuestros días. Los objetivos de la Fundación son, el mantenimiento de las plantas vivas, la conservación de flora endémica o amenazada y la investigación y difusión del conocimiento del reino vegetal.

Cómo acceder.-

El municipio de Blanes, perteneciente a la comarca de La Selva.
Indica el comienzo de la Costa Brava, Sà Palomera es el islote que simbólicamente lo delimita.
Desde éste lugar podemos llegar al Jardín Botánico por una carretera sinuosa con un considerable desnivel, es la montaña de San Juan.
La entrada tiene un aparcamiento para coches, pero está muy limitado en plazas, por lo que una muy buena opción es coger el bus-turistic panoramic.
Este parte desde Plaza Cataluña y son pequeños camiones acondicionados para el transporte de pasajeros que salen cada 15 m., éste mismo transporte se puede utilizar para subir al castillo de Sant Joan, sólo conserva una torre, pero en días despejados las vistas son alucinantes.

Visita al Jardín.-

La duración de la visita es de unas dos horas y durante su recorrido podemos ver las más de 3.000 especies que allí se cultivan, divididas en tres zonas, Subtropical, Templada y Mediterránea.

La Pérgola, un homenaje a Charles Darwin, una pequeña colina dedicada a Braun Blanquet(zona restringida al público) o el Estanque donde se pueden admirar gran variedad de plantas acuáticas junto con peces y tortugas.

Sin lugar a dudas, uno de los escenarios más impresionantes y conocidos es el Templete de Linné, al que se llega después de pasar por varios miradores situados sobre acantilados y que nos van mostrando la parte más salvaje de la costa.
Este es un lugar idóneo donde tomar un descanso y ver unas vistas espectaculares del mar y su sinuosa costa, a sus pies una tranquila cala.
Desde aquí parte una larguísima escalera llena de vegetación que nos conduce a la Plaza Goethe, donde podemos recrearnos con poesía y la paz que allí se respira cómodamente instalados en alguno de sus bancos.