Paris. (Francia)

Paris…la ciudad de la luz.

Texto y fotografías de Alfredo G. Manzano e Isabel Aladrén

Para el viajero de corto recorrido.
París es un destino especial por muchos motivos.
Para empezar no hay que cruzar medio mundo, es una ciudad con historia, monumental, bohemia, romántica y con mucho glamour.

Los preparativos ¡

Nos fuimos en tren hotel, un viaje agradable donde el tiempo invertido no es lo esencial, con una exquisita cena en su vagón restaurante.
Un coqueto hotel no muy lejos del
centro. El Mercure Paris Opera Garnier, para una estancia de seis días.
Con un infrecuente buen tiempo que nos obligó a ponernos crema protectora para evitar las quemaduras solares.

Las visitas.-

Optamos por contratar inicialmente dos excursiones guiadas, una nocturna y otra diurna
Con visita a la torre Eiffel incluida, que nos 
proporcionaron una visión global.
Otro acierto fue sacar un bono combinado de tres días del bus turistico y bateauxbus.
Esto nos permitió movernos por el centro, incluido  el río
Sena.

París, la “Ciudad de la Luz” fue la primera ciudad en dotar a sus calles y edificios importantes de luz eléctrica.
Este nombre también podría deberse perfectamente a que Francia, y en concreto París, ha sido también la luz del mundo.
Siempre ha sido adelantada a su tiempo. Como muestra el hecho de que aquí se fraguaron los derechos del hombre, y los principios de libertad, igualdad y fraternidad.

Hay tanto que ver ¡¡

París es también una ciudad monumental, repleta de una historia. 
Con un tráfico denso y de un caos ordenado.
En el Arco del Triunfo, llegamos a contar doce filas de automóviles circulando a la par sin ningún carril pintado en el asfalto.
Ni que decir tiene que París nos encantó sobremanera.
La inmensidad de la torre Eiffel, de la cual no eres plenamente consciente hasta que estás bajo ella. Cuando subes tienes  unas vistas espectaculares de la ciudad.
El río Sena, principal avenida de la ciudad, con sus puentes llenos de encanto. 
El ambiente bohemio que le otorgan los barcos-vivienda que pueblan sus orillas.
Sus grandes bulevares repletos de vida y con ese sabor tan parisino y tradicional.
El bohemio Montmartre, barrio de pintores, artistas urbanos pintan en  la plaza en plena calle.
La basílica del Sacre-Coeur dominando el horizonte.

La vida alegre y nocturna de Pigalle con el Moulin Rouge, icono de los cabaret parisinos.
Las islas de La Cité y de Sant-Louis. Con la catedral de Notre-Dame y la Conciergerie, donde María Antonieta vivió sus últimos días en espera del patíbulo.

Los museos.-

Los museos del Louvre y d´Orsay. Muestra inequívoca de la cultura y el arte.

Los siempre concurridos Campos Elíseos, que unen la plaza de la Concordia con el Arco del Triunfo.
El barrio Latino, la Ópera Garnierla Bastilla y tantos y tantos rincones, barrios y plazas que harían interminable este comentario.

Y el Sena….

Tan solo la visión de París desde las aguas del Sena justificarían su visita, sin olvidar su gastronomía y su repostería, otro aliciente a tener en cuenta en la visita.

Y ahora, un año después, los recuerdos imborrables de aquella semana de junio nos tientan a repetir aquel inolvidable viaje de nuestro 25 aniversario.